Leche a gogó*

Los dos primeros días sale calostro, una sustancia espesa, amarillenta que contiene anticuerpos y nutrientes necesarios para que el bebé adquiera defensas y fuerza. Al tercer día desciende la leche. La "bajada de la leche" es un proceso extraño; las glándulas mamarias se inflaman, se siente congestión y un malestar general como de gripa. Pero es una fiesta. ¡Llega la leche! hay comida, hay abundancia, la seguridad de ser mamá se afianza porque se puede alimentar al bebé. Pero esa congestión y ese malestar generan un poco de tristeza también.

Luego, es posible que se agrieten los pezones; se recomienda aplicarse de la misma leche materna después de alimentar al bebé, para reparar el tejido. También es posible que si el bebé no succiona en buena posición, las molestias se agravan. Debo sumar, a este asunto, dos mastitis en quince dias. No quiero ni recordar los horribles síntomas de la mastitis: fiebre alta, dolor de huesos y articulaciones, escalofríos, inflamación, calor y enrojecimiento de un conducto mamario. Ni que decir, es una sensación tan dolorosa que esperaría que ninguna mamá sufriera de eso. Y es extraño que a una mamá de tres hijos le den estas cosas. Debería ser una experta, pero luego entendí todo.

Con mi primer hijo  la lactancia fue maravillosa, todo era nuevo y a punta de agua de hinojo fluía la leche necesaria para alimentarlo. En el fondo tenía algo de nostalgia por no ser "más lechera" como algunas amigas. Pero era lo que producía, era suficiente y Juan Ma es un niño hermoso y saludable. Luego, con la nena, me propuse ser muy lechera; me extraía varias veces al día, almacenaba en la nevera y congelador, bolsas y más bolsas, las marcaba según las horas de extracción (dicen que la leche de la noche es distinta a la del día, ya que contiene sustancias que ayudan a dormir al bebé). Tuve una mastitis y aún así recuerdo esa lactancia como una época hermosa de conexión con la princesa.

Pero ahora, con Martín, he descubierto porque promueven tanto la lactancia materna... ¡es muy fácil renunciar! frente a lo descrito al inicio, sólo dan ganas de usar biberones y leche de fórmula, para que además, alguien más lo alimente pues literalmente ¡estoy las 24 horas del día al servicio de mi hijo! nadie puede alimentarlo por mi, y ademas este mamífero está decidido a comer, comer y seguir comiendo... es grande, fuerte, hermoso. Entonces surge una paradoja, por un lado me siento excelente madre, produciendo leche de calidad, consciente de mi alimentación, de mi estado de ánimo, cuidando de mi para ser la mejor con el. Y por otro...me abrumo, me asusto, creo que no voy a poder con tres hijos, que estoy vulnerable, que mi pareja debe lactar conmigo metafóricamente, estando al lado, trasnochando conmigo, dándome amor y cuidados.

Producir alimento para una progenie es una locura de la naturaleza, es un nivel de perfección increíble. Producir alimento de buena calidad es aún más loco, porque depende de condiciones externas a la madre. Bienestar, luz, paz, amor, alimentos, mucha agua, relajación... y ver a la cría succionar con tanta ansiedad, con tanta vida, ver la cría crecer cada día y decidir que no hay amor más grande en el mundo que mirarse a los ojos mientras agarra la teta con decisión. Eso significa todo y sólo por eso decido seguir lactando, sólo por eso y no por los miles de beneficios que promueven (entre ellos que voy a recuperar mi figura muy pronto... si finalmente no tengo nada que recuperar, todo es nuevo). Y aún así, algunos días, después de una noche interrumpida varias veces y con un sueño inevitable, hago trampa: ¡preparen leche de fórmula!

Cierro los ojos, visualizo un río... hay mucha agua por todas partes y esa agua es absorbida por mi cuerpo. Luego, el sol me calienta y siento como mi pecho empieza a tener corrientazos, es la leche que empieza a emerger... despierto... ¡es hora de la siguiente toma! pues cuando tengo esa sensación es porque mi bebé tiene hambre. ¿Existe algo más conectado y perfecto?

* Título tomado de un ejercicio de meditación, libro: Meditaciones para hacer en el embarazo de Gabriela Ferrer

Comentarios

  1. Yo la llamo Sincronía Natural, y me encanta!!
    Me da mucho gusto saber de ustedes y que stán bien.
    Imagino a Martín cuando lo describes. Te felicito por tus ganas de continuar vuestra lactancia.
    Saludos.

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  2. Hola,
    Me ha gustado mucho el post.
    Hemos hablado de él en nuestro resumen semanal de blogs de papás y mamás en Bebés y más.
    Un saludo

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